-Fueron los elagyot, alteza.
-¿Los qué?
-Así los llaman los soldados, alteza. Son una especie de gigantes que…
-No hables de gigantes, Alkal, quiero saber cómo perdí una batalla ganada de antemano, y a 200 caballeros de élite armados hasta los dientes.
-Su alteza… no sólo perdimos nosotros. El ejército de Elenseg también fue masacrado.
Los Elagyot son un grupo de exploradores marines que fueron enviados a entrenar en el Mundo Feudal de Osok, perdido para el Imperio por más de 3000 años. La idea era que estuvieran desconectados de su capítulo durante al menos seis meses. Pero por culpa de una tormenta psíquica, esos seis meses se transformaron en seis años.
Osok era un planeta hermoso, con un inmenso continente con forma de dragón dormido, ubicado en el hemisferio norte, que llegaba hasta el ecuador, por el sur. El resto del planeta eran islas.
El continente, llamado Kozpont por los locales, estaba inmerso en una guerra territorial que llevaba más de cien años de violencia constante. Seis grandes naciones disputaban el control del centro de Kozpont, una región montañosa muy rica en todo tipo de minerales.
En las islas vivían diversos grupos tribales que vivían principalmente de la pesca, del comercio, y de la piratería contra las grandes naciones de Kozpont.
Los Elhagyott fueron abandonados en el mismísimo centro de Kozpont, el Legmagasab, la montaña más alta del planeta.
Su misión era pacificar el planeta, y volverlo útil para el imperio en tan sólo seis meses. Pero la violencia y depravación que encontraron fue tal, que los cambió para siempre. Arrancaron siendo 20 exploradores marines leales al emperador, creados con la semilla sagrada del capítulo del que ya no hablan, y ahora son tan sólo 10 sanguinarios cuyo motor sólo se alimenta del dolor y el horror de los otros.
Tras seis años de violencia salvaje, la reconección al imperio los hizo darse cuenta que jamás podrían volver. Justo captaron en las comunicaciones un pedido de búsqueda de un extraño personaje a través de mundos en guerra constante, qué mejor forma de seguir alimentando esa necesidad constante de experimentar el dolor y el terror ajeno.
Episodio 1 - Recuerdo de Cadia
Introducción
Vezeto aspiró cuando se abrió la puerta de La Agonía Eterna. “El aroma dulce de la sangre latiente”, pensó. Había sentido el llamado de ese extraño ser desde que dejaron el planeta Osok.
Vezeto miró a sus hombres, ya todos reunidos dentro de la nave. Habían decidido llegar hasta ahí, en parte escapando de la ira de su capítulo traicionado, y en parte buscando más de eso que habían sentido durante los 6 años de violencia, 6 años de causar daño. Necesitaban subir de nivel, un reto superior al del mundo feudal que los había convertido en lo que eran, los hermanos Elagyot.
"Sólo desearía dejar de sentir que ese extraño ser escarba en mi cerebro", pensó Vezeto. Pero no se lo manifestó a sus compañeros. Sólo les dijo "Necesito salir de esta nave, vamos a matar, vamos a hacer sufrir, vamos a...". Vadasz lo interrumpió: -¿Vamos a buscar pistas sobre el paradero de Aldux? -. Era el único que podía poner un poco los pies sobre el suelo.
Exploración
-Esto pinta aburrido, qué mierda hacemos acá, Latomás. Dijiste que ibamos a ver acción -dijo el sargento Vezeto, mientras se mordía un labio hasta sacarse sangre.
-Sargento, estamos en este planeta, porque vengo siguiendo el rastro a la poca información que nos dió el “extraño ser”. La misión, recordemos, que es encontrar pistas, hay astartes en la nave, puede ser que les caigamos bien para que… -llegó a decir el rastreador Latomás.
-Me importa un carajo. ¡Vadasz! ¿Viste algo raro vos? ¿Guianos a algo interesante?
El cazador Vadász se acercó, y dijo: -Sargento, en las ruinas que tenemos más adelante, las que el mismo Latomás dijo que pueden ser interesantes para información… Siento… viene un rico aroma desde allí, Vezeto, creo que podemos hacer mucho daño.
Los Elagyot partieron hacia las ruinas mitad buscando información, mitad buscando emboscar a quienes fuese que estuviesen acampando allí. Pero resultó que también los estaban queriendo emboscar. Unos exploradores marines de los Minotauros.
El combate apenas si duró algunos minutos, no llegó a 30, fue veloz, sangriento, violento. Como a Vezeto le gustaba. Mientras él cargaba hacia adelante, seguido de su fiel Vadasz, el más tranquilo Latomás trataba de obtener información. Mientras todos sus compañeros eran heridos, él seguía, y a pesar de haber recibido múltiples impactos, se las ingenió para obtener toda la información necesaria, y que la derrota que sufrieron a manos de los leales, fuese mostrada como una victoria ante el consejo de fieles al Caos de la nave La Agonía Eterna.
Pre Encuentro
La nave de los Elagyot pertenecía originariamente a unos comerciantes independientes. Que tuvieron la mala suerte de ser los que le llevaron la noticia de que el planeta que los había transformado en lo que eran volvía a estar conectado al Imperio. No era muy grande, pero sí estaba preparada para todo tipo de escenarios, el espacio profundo, entrar en la atmósfera de un planeta, armamento defensivo. Incluso contaba con un Cogitador capaz de hacer los cálculos más complejos, si bien estaba embebido dentro de un servitor. Que, al parecer, había sido un mayordomo de los comerciantes, en el pasado, y estaba disfrutando de una segunda vida. Los elagyot lo habían apodado simplemente: Robot.
(Trasfondo de mi Recursos estratégicos: Cogitadores, puedo elegir ambos arquetipos.)
-Debería ir yo a las reuniones -Dijo Latomás-. Vos sólo pensás en dónde poder matar más gente, y causar más terror.
-¿No es lo que queremos todos? -inquirió Vezeto.
-Bueno, sí, pero deberíamos pensar más en las tácticas, hay Astartes en la nave, que nos vean trabajar. -Agregó Latomás
-¿Acaso alguna vez perdimos?
-La última vez, contra los Minitauros.
-Bueno, esa no cuenta -Dijo Vezeto-. Ya que vos mismo dijiste que la idea principal era buscar información. Yo decía antes.
-Antes luchábamos contra ejércitos con armas y tácticas de hace 10 mil… -llegó a decir Latomás, pero Vezeto ya se estaba yendo.
-Dijiste que iba a ser difícil, Latomás -Dijo Vezeto-. Que iba a haber mucha oposición, que sería un lugar que muchos elegirían para encontrar pistas del paradero del comerciante ese. Y no hay nadie, Latomás. No hay nadie.
-Pero obtuvimos mucha información, para…
-¿Para qué? Necesito acción, Latomás, los muchachos están ansiosos, necesitan causar terror en la gente, ver cómo se extingue su vida. No andar paseando obteniendo información. -espetó Vezeto.
-Sargento, podemos seguir investigando en la Zona de Guerra de est…
-¡Vamos!
-¿Cómo dijiste que se llamaba está parte, Latomás? ¿Zona de Guerra? -vociferó Vezeto-. Solo cráteres y silencio.
Latomás trataba de ignorar a su sargento mientras luchaba por desencriptar un mensaje que le había llegado de los Legionarios. La buena noticia de que el imperio estaba investigando la otra zona que debían visitar en ese planeta. La morada del Gobernador Planetario, Danilus San, el Calvus Malus.
Latomás no llego a abrir la boca para dar la buena noticia que Vezeto ya lo había leído en su rostro.
-¿Adónde, Latomás, adónde? ¡Vamos que hoy vemos sangre, Elagyot!
Primer Encuentro - Odisea en la Última Fortaleza
La locura generalizada de la guerra en Osok los había transformado de exploradores marines, leales al emperador, en los Elagyot, pensó Latomás. Por eso sentía algo similar al cariño mientras observaba al extraño karskin mirando hacia la nada, con movimientos espasmódicos como los de un colibrí zombie.
Era un sobreviviente de la banda del infame Aldux, al que estaban… o al menos, Latomás, estaba tratando de encontrar. Su sargento Vezeto insultaba sin parar, gritando al cielo, en un estado de locura peor que el del karskin. Es que Latomás había elegido la zona de los desfiles del planeta Última Fortaleza, por ser el más promisorio para encontrar pistas, y de paso darles la oportunidad a sus compañeros de causar daño, terror, sufrimiento.
Había sido un éxito en lo primero, un fracaso en lo segundo, no había nadie. Pero el cazador Vadasz había encontrado el rastro del kasrskin y lo siguieron hasta la Zona de Guerra de Última Fortaleza, todo para encontrar los restos de guerras pasadas. Nada de acción, nadie con quién pelear.
Hasta que vieron al kasrkin, Latomás pensó que debería torturarlo, pero nomás preguntar, empezó a soltar información como si fuese una enciclopedia. Eso los guió hacia la Morada del Gobernador Planetario Danilus San.
Nomás llegar, vieron cómo el Calvus Malus miraba, impasible, desde lo alto de una de las torres. No eran los únicos a los que observaba, un equipo de astartes phobos se acercaban desde el lado opuesto, con la misma intención que ellos, al parecer, aunque al principio parecían más interesados en matar al gobernador, ya que tardaron en darse cuenta que los elagyot estaban allí.
Mientras Vadasz coordinaba una emboscada por el flanco derecho, el sargento Vezeto lanzaba una carga demente hacia el flanco izquierdo. El plan inicial había sido rodear la torre, controlarla, poner trampas, y luego emboscar a los astartes, pero todo se desmadró ante las ansias de Vezeto de entrar en acción.
Le salió caro, ya que tres astartes mucho más experimentados que él en la guerra de guerrillas y en el terror, lo rociaron con una lluvia de disparos, dejándolo muy mal herido.
Latomás tuvo que tomar el control de esa carga demente, tranquilizando a sus compañeros, con un poco más de tactica.
El problema fue que la imprudencia del sargento, hizo que el intento de emboscada de Vadasz se fuese al tacho. El flanco derecho sólo se pudo mantener por unos instantes, varios de los elagyot cayeron heridos, con Vadasz sosteniendo uno de los objetivos durante casi dos horas. Si bien los astartes habían sufrido bajas importantes, lograron apoderarse de ese flanco. Pero Vadasz logró arrebatarles un un kasrkin de los de Aldux, que estaba en control de los astartes, antes de replegarse.
Por el flanco izquierdo Latomás logró controlar la situación dejando inconscientes a dos astartes y poniendo en fuga al tercero. Fue allí donde encontraron la mayor cantidad de información. Cuando entraron finalmente en la morada pudieron descubrir que el pelado que los había estado observando, no era más que un doble que el Gobernador Planetario usaba cuando no tenía ganas de asistir a los desfiles, pero por mas insignificante que parecía algo de información les pudo dar, sobre el posible paradero del Calvus Malus real. Con esa victoria entre manos, Latomás organizó la retirada antes de que los phobos entrase también en la morada, y tuviesen que retomar la batalla.
Reporte especial: La Morada del Calvus Mallus
Latomás y dos compañeros entraron a investigar la torre del Gobernador Planetario Danilus San, también conocido como el Calvus Malus. Su Auspex indicaba que sólo había una persona, en el edificio, en lo más alto.
Era todo muy extraño, ya que él había leído la Autobiografía Sancionada del Excelso Danilus San, en la que se contaba con demasiado detalle los placeres a los que estaba acostumbrado el Calvus.
No había cosplayers. No había servidores cocinando, y llevando comida a toda hora a sus habitaciones. No estaban los hartamente mencionados, en su autobiografía, servidores de vino, y servidores de soda.
En cada habitación que entraban, la depravación era indescriptible. Desde la decoración, cuadros, muebles, objetos sexuales por doquier.
Cuando finalmente llegaron al Balcón de Sensaciones vieron que el supuesto Danilus San, sólo tenía de Calvus Mallus su pelada. Era flaco, desgarbado, y estaba solo, leyendo lo que parecía un antiguo libro llamado El señor de los Anillos.
Si bien no era lo que estaban buscando, podría llegar a aportar información sobre el paradero del verdadero Caluvus Mallus, e incluso tal vez, del infame Aldux.
Doble emboscada
-Latomás, donde miérda compramos esa bomba de proximidad… -preguntó Vezeto, mientras se vendaba las heridas sufridas a manos de ese extraño capítulo de Astartes vestidos de mucamas-. ¿Será posible que la ubicamos en el mejor punto posible, seis veces pasaron al lado, y nada?
-Sargento, los fondos son escasos, fue una compra en rezagos militares en el mercado cercano a la morada del Calvus Mallus en Última Fortaleza. Pero no podemos pensar sólo en eso. En la nave nos van a recibir victoriosos, no sólo escapamos a otra emboscada de los Minotauros, y les robamos información a los, o las, Astartes, sino que nos llevamos pistas que nos harán ganar puntos frente a nuestros compañeros.
La exploración previa de Latomás había indicado un bosque tupido como la posible fuente de pistas, y no se equivocaron. Prepararon todo frente a la posible llegada de enemigos. Sabían que los exploradores astartes de los Minotauros, al mando del sargento Calvario, les seguían el rastro. Y ellos mismos venían siguiendo el de unos Astartes. El bosque fue el punto de encuentro para todos.
Vezeto se lanzó a la carga furiosa, como siempre acabando con una de esas mucamas astartes, y dejando mal herida a otra, antes de tener que retroceder por la lluvia de balas que le cayó después, pero alcanzó para alejar a los astartes de la dataslates que habían conseguido con información, que el rastreador Latomás pudo ir a buscar luego.
Por el flanco derecho, el cazador Vadasz organizó una avanzada para robar los archivos que los Minotauros de Calvarios habían guardado junto a unas ruinas. Un cuchillero paraguayo logró desestabilizar ese flanco dejando fuera de combate a dos de los elagyot en una única carga. Pero, el flanco fue recuperado. Una vez obtenidos los archivos, Latomás sonó la retirada, sólo el francotirador Orlovez quedó atrás para evitar la persecución de los Minotauros que seguían en pié.
Como siempre, Vadasz estuvo a cargo de organizar el descuartizamiento ritual de los cuerpos que habían podido llevarse del campo de batalla. La lucha fue tan encarnizada, y la persecución de los Minotauros tan pretada, que apenas pudieron llevarse uno de cada uno de los enemigos, pero era suficiente para cambiar algunos de los brazos y piernas con que adornaban sus armaduras que ya estaban muy podridos. Los miembros amputados de los astartes duraban mucho más de los de humanos comunes, eso hizo sonreir a Vezeto. Más que la información que estaba analizando Latomás, y les daría ventaja en la mesa de debate de la nave.