Asalto a la Última Fortaleza
La codicia es el motor de todas las razas de la galaxia. Un simple rumor puede inspirar las actitudes más salvajes, o los actos más heróicos. Todo comenzó en la Extensión de Koronus, la región inexplorada de las Estrellas del Halo, más allá del Sector Calixis, donde existe un planeta casi desconocido que en las cartas imperiales sólo figura como la Última Fortaleza, en el sistema planetario de Munro.
El nombre responde a que la única muestra de civilización en ese planeta, es una fortaleza abandonada, que se cree fue fundada por la Dinastía Davachan de Comerciantes Independientes. Siglos atrás. El rumor que está atrayendo grupos de especialistas de todas las facciones es que en esa Última Fortaleza yace un secreto, un secreto sobre un artefacto de arqueotecnología similar a una Fortaleza Negra.
Estas armas de guerra creadas por los Ancestrales tienen una capacidad de destrucción incomparable. El simple rumor de que algo similar pueda existir en la Última Fortaleza es el caldo de cultivo de un conflicto planetario de una violencia inusitada.
Danilus San, el Gobernador Planetario del mundo Última Fortaleza, no tenía descanso. Enfrascado en seleccionar a cada una de las 666 cosplayers que quería presentes en los festejos por la victoria de su bando en la Venatio Mali Calvi o La Caza del Pelado Maldito, no dejaban de llegarle informes de un aumento en las guerra de guerrillas que llevaba casi un año asolando al planeta. No era la típica guerra, donde se luchaba por territorios, sino pequeñas batallas aquí y allá, entre las diferentes razas y facciones que se habían formado.
“No presten atención”, dijo el Mali Calvi a su servocráneo favorito, que había pertenecido a una escritora famosa y que el gobernador había hecho inmortalizar en un servocraneo tras su extraña muerte. “Marguerita, sigamos con la selección. Diles que vengan con menos ropa, que no le pongan tanto trabajo al vestuario”. Un día habitual en lo alto del megapalacio de Danilus San.
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